domingo, 7 de abril de 2024

El documento de mes de abril (2024) del Archivo de Indias.

 


El Ministerio de Cultura está digitalizando 305 legajos de la Audiencia de Filipinas gracias al convenio de mecenazgo con la empresa GREYSTONES S.L.U. La digitalización de esta documentación ha requerido laboriosos trabajos previos para garantizar que esté organizada, descrita y restaurada.

Gracias a esto, pronto estarán disponibles en el Portal de Archivos Españoles más de 300.000 imágenes de expedientes de gran interés para estudiar la política, economía, sociedad y cultura de la Filipinas de los siglos XVI, XVII y XVIIII.

Un buen ejemplo es el actual documento del mes sobre la creación de un Teatro Cómico en la ciudad de Manila en 1778. Un vecino de esta ciudad, Agustín Cabrera, se comprometió a asumir todos los gastos necesarios para establecer un teatro en su ciudad.

La iniciativa de crear un teatro en Manila partió de un particular, Agustín Cabrera quien, consciente de las pocas distracciones que la ciudad ofrecía por aquel entonces, se presentó como adalid de la diversión y distracción. Se ofreció a asumir los gastos que tal iniciativa implicaba (desde la construcción del teatro, hasta la formación y mantenimiento de una compañía teatral), a cambio de recibir sus beneficios durante un periodo de seis años.

Decidido el señor Cabrera, mandó su petición al gobernador de Manila, acompañándola de un esquema con la distribución de los distintos espacios del teatro: el reservado para el gobernador y los oidores de la Audiencia ocupaba un lugar privilegiado; muy cerca, los señores de la ciudad; las mujeres tenían su propio espacio diferenciado; y también quedaban algunas gradas de alquiler.

Mucho se debatió en la Real Audiencia sobre este asunto pues había que valorar factores diversos como la ubicación del teatro o los materiales para la construcción, demostrando gran preocupación por la seguridad pública; qué días habría representaciones, qué precio tendrían las entradas... sin dejar nada al azar o a la improvisación.

Por suerte para los vecinos de Manila en el siglo XVIII, las autoridades españolas estimaron, finalmente, que el establecimiento de un teatro era «preciso para el desahogo; necesario para el destierro de la ociosidad, y vicios consecutivos; y conveniente para el exterminio de diversos abusos de la mencionada capital».

El fiscal de la Audiencia de Manila llegó a decir «es indispensable entretener los ánimos ya cargados u ociosos y conviene en las repúblicas numerosas, especialmente en Manila, en la que todo es ocio, buscar ejercicios y empleos y que diviertan los entendimientos inquietos.

No puede extrañar, descrito este panorama, que, un año después de su establecimiento, en octubre de 1779, se diga lo siguiente: «el desempeño de la expresada diversión había salido mejor de lo que podía esperarse de la poca instrucción para el caso de aquellas gentes, en lo que se conocía que el asentista director había tomado el proyecto con inteligencia y aplicación y que al paso que iba se vería dentro de poco tiempo establecido un teatro sobresaliente».

Tan escasos eran los entretenimientos en aquella época que no podemos sorprendernos de que, solo un año después, en 1779, el teatro de Manila fuese todo un éxito.



jueves, 14 de marzo de 2024

Quoniam pater meus et mater mea...

 



En la calle Cuna, sobre la fachada del establecimiento Galerías Madrid, nos encontramos con este mármol que recuerda a unos de los establecimientos más conocidos de la historia oscura de nuestra ciudad: el "Hospicio para recogidos de Niños Expósitos".

El hospicio se encontraba entre los números 13 y 17 de la antigua calle Arqueros, en 1248, o calle Carpinteros o Carpintería, en 1384. Allí era donde se recogían a los huérfanos de Sevilla o “niños incómodos” por ser fruto de una relación prohibida. Era la “Casa Cuna” de Sevilla, el antiguo “Hospicio para Recogidos de Niños Expósitos” con la advocación de San José y fundada en el año 1558 por el arzobispo Fernando Valdés. Fue en el año 1627 cuando se trasladó a este punto de Sevilla en la hoy calle Cuna, que recibe su nombre del citado hospicio.

Nada más entrar una leyenda daba la “bienvenida”: 

“Porque mi padre y mi madre
me desampararon, 
el Señor me recogió”.

En torno a este edificio encontramos en el “Manual para viajeros por Andalucía”, de Richard Ford, de 1830, una referencia muy tenebrosa, sobrecogedora:

"La cuna de Sevilla fue fundada por el clero de la Catedral y la administran doce directores, seis civiles, y seis canónigos, pocos lo frecuentan o le prestan ayuda, excepto aportando residentes... Un postigo, el torno, está practicado en la pared, y se abre con solo tocarlo, para recibir a los inocentes hijos del pecado; y una vigilante vela la noche entera para coger a los abandonados por padres que ocultan su culpa en la oscuridad... Algunos de los recién nacidos están ya moribundos y los traen aquí para evitarse el gasto del funeral, otros están casi desnudos, mientras que algunos aparecen bien provistos de ropas y cosas necesarias. Estos últimos son retoños de las clases altas y el motivo es ocultarlos temporalmente. En estos casos van también con ellos las cartas más emocionantes, pidiendo a los encargados que tengan más cuidado del normal con un niño que, sin duda, será reclamado en su día...

Todos los detalles correspondientes a cada niño expósito se apuntan en un libro, triste registro del delito y del remordimiento humano. Los niños que luego son reclamados pagan dos reales por cada día que el hospital les ha mantenido...

A menos que vaya un nombre con el niño, éste es bautizado con el que le da la directora y que suele ser el del santo del día de su llegada. El número de esos niños es muy grande y aumenta rápidamente con la creciente pobreza, mientras que el dinero destinado a sustentarles disminuye por la misma razón...”


El edificio constaba de dos patios y varias salas de uso común, así como de múltiples habitaciones destinadas a los niños y niñas acogidos. Acogió a cientos de niños y niñas que habían sido abandonados por sus padres o que se encontraban en situación de desamparo. Los pequeños eran cuidados por religiosas y por personal contratado por la institución, que se encargaba de su educación y formación.

Con posterioridad el edificio cesó en sus funciones en este emplazamiento y cedió su lugar a la “Casa Cuna” junto al Parque Miraflores, hoy sede de la Fundación San Telmo, edificio de 1914 de Antonio Gómez Millán de estilo regionalista con ladrillos y azulejos. 

miércoles, 13 de marzo de 2024

Azulejo dedicado al saetero Pepe Valencia.



Ahora que se acerca la Semana Santa vamos a presentar un azulejo que podemos ver en la Calle Cuna y que se dedicó a un saetero con especial devoción a la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos, se trata de José García González cuyo nombre artístico era Pepe Valencia. El azulejo dice así:

LA HERMANDAD DE LOS GITANOS
A LA MEMORIA DE SU HERMANO
JOSE GARCIA GONZALEZ
POR SU GRAN CARIÑO Y DEVOCIÓN
A NUESTRAS SAGRADAS IMAGENES

¡ANGUSTIAS!
DEL CIELO TU ERES LA ESENCIA
NO TE PARECES A NINGUNA
ME LLAMO "PEPE VALENCIA"
TE CANTO EN LA CALLE CUNA
REZANDO Y EN PENITENCIA

SEVILLA. AÑO MARIANO
MCMLXXXVIII.

A un lado tenemos el escudo de la Hermandad, al otro la imagen de Pepe Valencia. Debajo de su imagen podemos leer unos versos de una saeta del propio artista que dedicó a la Virgen titular. El azulejo se colocó e inauguró con motivo del traslado de la virgen a la Catedral para su coronación en 1988.

domingo, 10 de marzo de 2024

El documento del mes de marzo (2024) del Archivo de Indias.

 


El Archivo General de Indias destaca este mes la historia de dos mujeres que se dedicaron al comercio en la ciudad de Sevilla entre los siglos XVI y XVII. La ciudad se convirtió en la puerta de Indias a principios del siglo XVI. Como punto de unión entre dos mundos y lugar estratégico, en Sevilla se concentraron importantes figuras relacionadas con las artes y la literatura. 

Existieron mujeres con un papel protagonista en los envíos al nuevo mundo que, comúnmente, han sido obviadas en los estudios generales sobre comercio. 

Solían estar limitadas al espacio doméstico y aprender el oficio en el propio hogar. Gracias a la documentación conservada el Archivo General de Indias se sabe que muchas ejercieron el papel principal al frente del negocio. Destacan dos mujeres ligadas al comercio con América, concretamente al ámbito de la imprenta y la comercialización de libros. 

La primera es Brigida Maldonado, viuda del impresor Juan Cromberger, de origen alemán. Cromberger fue dueño de la imprenta más importante de Sevilla. A su muerte, hacia 1540, su viuda se hizo cargo del negocio y de sus nueve hijos. Entre los años 1540-1545 gestionó la imprenta, al ser el mayor de sus hijos aún demasiado joven. 

Demostró un amplio dominio del oficio y continuó el buen ritmo de producción del taller, imprimiendo textos espirituales o relacionados con la Reforma protestante. Sin embargo, fueron impresos con el colofón de su marido. Probablemente, con ello buscó mantener el prestigio del negocio. Constan únicamente un par de ejemplares en los que los colofones aluden a la desdichada viuda o a la triste Brígida Maldonado.

La segunda es Ana Vernegali, o Bernegal, quien a inicios del siglo XVII participó en el comercio transoceánico. Enviaba libros, pero también pinturas, estampas o dibujos. Vernegali aparece en la documentación' como cargadora, en documentos fechados entre 1603-1607. 

Se desconoce si su marido, un reconocido comerciante milanés afincado en Sevilla, Juan Francisco Fontana, murió o estuvo incapacitado. Ana gestionó el negocio familiar actuando como cargadora durante cuatro años ante a la Casa de la Contratación. 

Además, fue dueña de medio navío. Un estudio futuro podrá descifrar si existió un nexo entre Vernegali y Lope de Vega. El escritor dedicó a Doña Ángela Vernegali la Segunda parte de las Rimas, publicadas en 1604 en Sevilla. Curiosamente en este momento ambos se encontraban en la misma ciudad. Quizá Lope agradeció así a Vernegali los cuidados recibidos cuando estuvo enfermo entre 1602-1603. 

Estos dos casos sirven para ejemplificar el silenciado, y no por ello inactivo, papel de la mujer en etapas pasadas en el ámbito social, cultural y comercial.

jueves, 29 de febrero de 2024

Pinceladas de la Cuaresma.

 


Quinario en honor al Santísimo Cristo de la Exaltación
(Hermandad de La Exaltación).



Quinario en honor a Nuestro Padre Jesús del Soberano
Poder en su Prendimiento (Hermandad de Los Panaderos).



Quinario en honor al Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada
y Nuestra Señora de Guía (Hermandad de La Sagrada Lanzada).



Besapiés en honor al Santísimo Cristo del Amor
(Hermandad de El Amor).



Imágenes del Misterio de la Hermandad de Santa Marta.



Besapié en honor al Santísimo Cristo de la Corona.
(Hermandad del Cristo de La Corona)



Veneración en honor a Nustro Padre Jesús de la Salud
(Hermandad Sacramental de San Pedro).



Besapiés en honor a Nuestro Padre Jesús del Soberano
Poder ante Caifás (Hermandad de San Gonzalo).



Besapiés en honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno
(Hermandad de La O).



miércoles, 28 de febrero de 2024

28 de febrero, día de Andalucía: ¿Una tierra fundada por Hércules?



En los jardines del Parlamento de Andalucía podemos ver este monumento dedicado a Hércules, un monumento simbólico ya que esta figura mitológica aparece en el escudo de nuestra tierra andaluza.

El escudo de Andalucía muestra la figura de un Hércules joven entre dos columnas situadas en el estrecho de Gibraltar, con una inscripción a los pies de una leyenda que dice: «Andalucía por sí, para España y la Humanidad», sobre el fondo de una bandera andaluza. Cierra las dos columnas un arco de medio punto con las palabras latinas «Dominator Hercules Fundator», también sobre el fondo de la bandera andaluza. 

La razón de la inclusión de Hércules procede del mito de que el héroe mitológico viajó a Eritea (una de las antiguas islas sobre las que actualmente se asienta las ciudades de Cádiz y San Fernando), donde vivió algunas aventuras. Supuestamente, para conmemorar sus hazañas fueron elevadas las columnas que llevan su nombre, que separan Europa de África.

Eritea, Eritía o Erytheia que de las tres formas puede ser nombrada (en griego Ἐρύθεια, cuyo significado podría estar relacionado con el color rojo) es el nombre de esta región que, en la Antigüedad, se identificó con Gadeira o con alguna otra isla situada en sus proximidades.​ Según Plinio el Viejo, el término era utilizado por los geógrafos Éforo de Cime y Filístides, y hacía referencia a que sus primeros pobladores, de origen tirio, decían proceder del mar Éritro.

En ella venció Hércules a Gerión y le robó sus rebaños de bueyes.​ Según Estrabón, era el nombre que le aplicaban los indígenas al lugar donde se había establecido la primera colonia fenicia. La ciudad debía de extenderse desde el Castillo de Santa Catalina hasta la punta del Nao, donde se encontraba el templo de Astarté o de la Venus marina.

Según el artículo primero de la Ley 3/1982 de 21 de diciembre sobre el Himno y el Escudo de Andalucía:

Andalucía tiene escudo propio, que se escribe teniendo en cuenta los acuerdos de la Asamblea de Ronda de 1918, como el compuesto por la figura de un Hércules prominente entre dos columnas, expresión de la fuerza eternamente joven del espíritu, sujetando y domando a dos leones que representan la fuerza de los instintos animales, con una inscripción a los pies de una leyenda que dice: "Andalucía por sí, para España y la Humanidad", sobre el fondo de una bandera andaluza. Cierra las dos columnas un arco de medio punto con las palabras latinas "Dominator Hercules Fundator" también sobre el fondo de la bandera andaluza.

martes, 27 de febrero de 2024

El documento del mes de febrero (2024) del Archivo de Indias.

 




Este mes de febrero vamos a hablar de Andalucía y sus costas, baluarte de culturas, enfrentamientos y resistencia. Unas costas deseadas desde la Antigüedad como ruta privilegiada entre Oriente y Occidente y como paraíso para asentarse y establecerse. De Huelva a Almería, la costa andaluza ha sido testigo de numerosos acontecimientos que han marcado el devenir de la historia de España. Y este documento narra uno, cuyo trasfondo no es otro que la guerra comercial entre España e Inglaterra. O no.

Pero contextualicemos el acontecimiento. En el s. XIX España está centrada en sí misma, tratando de gestionar la pérdida de los últimos territorios de Ultramar, mientras que Inglaterra, despojada ya de sus colonias americanas y en plena Revolución Industrial tiene como objetivo principal la expansión económica por Europa y Oriente, y Estados Unidos, en plena progresión económica, trata de penetrar en los mercados europeos. Para ello, intentan introducir sus productos manufacturados en todos los mercados, ya sea por los puertos en los que tienen permiso o a través del contrabando, que es lo que tratan de hacer en España, reacia a permitir que Inglaterra u otra nación circule por sus puertos y con una economía aún lejos del libre comercio. De ahí que los navíos extranjeros introdujeran por la vía del contrabando sus productos en España a través de Portugal o Gibraltar. 

Para evitar esta situación, durante las primeras décadas del siglo XIX España e Inglaterra trabajan en firmar un tratado de comercio que les ofreciera un beneficio mutuo, aunque la floreciente situación económica inglesa hizo que estas negociaciones se enfocaran más en la presión de estos para conseguir libertad arancelaria y apertura de los puertos frente a una España económicamente retraída y reacia a abrir su comercio a otras potencias. 

Por otro lado, estaban los derechos diferenciales que se pagaban en los puertos y que discriminaba a los barcos extranjeros, salvo los franceses, hecho fuertemente protestado por la diplomacia de estos países. Tanto en Tarifa como en Málaga, estos navíos mercantes tenían que pagar unas tasas superiores que encarecían sus productos. 

En este contexto de tensiones mercantiles podemos enclavar el documento que presentamos. Situémonos en la costa de Almería a comienzos del s. XIX, en que el territorio empieza a despuntar gracias a la minería y el comercio de la uva y cuya costa es punto de partida para la distribución de estos productos. Pero, además, su litoral fue testigo en el s. XIX de numerosos arribos de barcos de bandera extranjera que tenían distintas motivaciones. De hecho, en 1824 se produce la matanza de los "coloraos". Este suceso supuso el fusilamiento de un grupo de soldados que partieron de Gibraltar y llegaron a la costa de Almería para proclamar la libertad y restituir la Constitución de 1812. 


Sirvan estos hechos como contexto y antecedente al suceso que narra nuestro documento. 

Una mañana de abril del año 1827 el comandante de marina del puerto de Almería avista una corbeta con bandera anglo-americana, nombrada Warren y procedente de Boston, que arriba a la costa sin previo aviso. Tras ponerse en contacto con su capitán, un tal Kearney', este le dice haber salido de Gibraltar con destino a Mahón hace seis días y haber fondeado en el puerto de Adra (Almería) para hacer aguada, es decir, llenar de agua sus barriles porque habían salido de forma precipitada de Gibraltar.

Sin embargo, y para sospecha del comandante, volvían a hacer una escala en Almería con el mismo propósito, en un puerto a escasas 32 millas náuticas (aproximadamente, 60 km) del anterior. 

Otro hecho que levantó las sospechas del comandante fue que, una vez dentro del buque para la preceptiva visita, vio a una persona "de muy fina exterioridad" que no formaba parte de la tripulación declarada que, aun hablando en inglés se hizo evidente que no lo era, y no quería decir a dónde se dirigía. 

Para más inri, el tripulante que hacía de intérprete le estuvo haciendo preguntas que no le parecieron oportunas al comandante, dadas las circunstancias: cuántas familias vivían en Almería y cuántos hombres. 

Pero al enterarse el comandante que la tripulación había pedido caballos para ir a visitar al obispo y cuando le habían comunicado la ausencia de éste, habían insistido en recorrer el territorio ya no pudo aguantar su preocupación por más tiempo y puso los hechos en conocimiento de Luis María de Salazar, secretario de Estado y Despacho de Marina, quien, inmediatamente, lo comunica al secretario de Despacho de Estado. 

Lamentablemente aquí se termina el relato y tan solo sabemos por una anotación marginal en el escrito arriba narrado, que el comandante volvió a informar posteriormente sin poder confirmar sus sospechas. 

¿Llegaría el buque a Mahón? ¿Sus intenciones eran meramente de abastecimiento o habría algún otro motivo oculto que la insistencia del comandante frustró? 

Desde luego, no se puede culpar de exagerado al comandante con los antecedentes de arribos potencialmente peligrosos que las costas andaluzas habían sufrido durante los años previos y con la actitud esquiva de la tripulación. Pero tampoco sabemos si sus intenciones fueron el contrabando, la incursión, la simple curiosidad o ¿querrían instalarse en un paraje tan bello? 

Eso queda a la investigación y a que puedan aparecer documentos posteriores que arrojen más luz a estos acontecimientos que nos muestran cómo los Archivos, custodios de la documentación producida por organismos y personas, son fuente inagotable de información que, por muy circunstancial que pueda parecer en algunos casos, nos alumbra sobre la historia cotidiana de nuestros antepasados. En este caso, la preocupación y el celo del comandante, atento a todo lo que pasa en la costa a su cargo, se nos transmite de forma evidente en un único documento.